Sabemos que el verano pasa rápido y que el regreso a los centros docentes está a la vuelta de la esquina. Es por ello por lo que los gobiernos regionales como el de Madrid ya han planteado distintos escenarios para adaptar la «nueva normalidad» a la rutina educativa y mantener la seguridad de los alumnos a partir del próximo mes de septiembre, con el comienzo de un nuevo curso 2020/2021.
Escenarios en los que las medidas varían según el grado de escolarización de los niños y a los cuales se recurriría en función de cómo se desarrolle la situación del coronavirus en los meses de veranos.
Así, el primer escenario sería el que se llevaría a cabo si la situación actual se mantuviera hasta septiembre. En este caso, tanto en Infantil como en Primaria las clases serían 100% presenciales, los jóvenes de Secundaria tendrían desarrollarían algunas asignaturas de manera online, mientras que los de Bachillerato darían clases a distancia un día a la semana.
En estos parámetros la Comunidad de Madrid asegura que los más pequeños (Infantil y Primaria) estarán aislados del resto de alumnos y, como mencionaron a nivel nacional, no están obligados a llevar mascarillas ni a mantener las distancias de seguridad, dado que no existe un gran riesgo de contagio en ellos.
Esto no será así para el resto de alumnos. Desde Secundaria hasta Bachillerato, los alumnos deberán hacer uso de la mascarilla cuando no puedan mantener la distancia de seguridad. En este escenario, además, se controlará el acceso a los centros, llevándose a cabo de manera escalonada y no permitiendo el acceso de los padres a las aulas, salvo algunas excepciones en las que esto sea fundamental.
Hay que pensar que todo puede pasar y, aunque nadie lo desea, la alerta por posibles rebrotes es una realidad que hay que contemplar. Es por eso por lo que se ha llevado a cabo un segundo escenario, que podría ejecutarse en cualquier momento si la cosa se pusiera fea. Es decir, si de un momento a otro el número de contagios crece desmesuradamente y se considera que puede suponer un riesgo para los alumnos.
En este caso, la educación sería semipresencial, con un número de alumnos limitados en el aula, rotativos, de hasta 20 niños en el caso de los más pequeños (Infantil y Primaria), o de un tercio a la mitad de estudiantes en los grados mayores (Secundaria y Bachillerato). También se suprimirían los recreos.
Puede darse el caso de que la cosa aún empeorara más, y ahí debería actuarse de inmediato aplicando las medidas que contempla el tercer escenario, que aboga por una educación desarrollada completamente a distancia (menos el primer curso de Infantil por la edad de los pequeños).
Aunque con el avance de los escenarios se contemplaban situaciones cada vez menos favorables a la vuelta a la normalidad, el cuarto escenario es justo eso. En este, la CoVid-19 está completamente controlada y las clases pueden desarrollarse completamente presenciales, según la rutina anterior a toda la situación del coronavirus. Eso sí, se mantendrían unas medidas de higiene básicas, y lo más probable es que se aplicaría mucho más el uso de dispositivos digitales y electrónicos en la enseñanza.
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