Te estás dando cuenta cada vez que te peinas. En el otoño y primavera nuestra cabeza aprovecha para mudar el cabello más que en otras estaciones, si bien en verano también experimentamos la caída del pelo debido a que es una época en la que está más maltratado por el calor y el agua de las piscinas y playas. Te ves de aquí a unos meses sin un pelo en la cabeza y no sabes si achacárselo a la genética o si pasarte al bando de los calvos despreocupados.
Antes de llegar al drama piensa que quizás hay una serie de factores que impiden que tu pelo crezca o que cuando lo haga no tenga la fuerza necesaria. A continuación, te contamos los motivos que podrían estar provocándote esta tensa situación.
– El estrés y la ansiedad. Lo comprendemos, ¡no puedes con la vida! Tu pareja, las clases o el trabajo, ir a la moda, ver todas las series que están de moda, los problemas familiares y una larga serie de factores te provocan un estado de nervios que tiene su mejor reflejo en tu peine.
– Demasiadas vitaminas o pocas proteínas. ¿Sabes que lo que contiene esa pastillita de la farmacia que te han vendido como complejo vitamínico no sirve para nada? Es más, si le añades su contenido a una dieta saludable y equilibrada tendrás más vitaminas de la cuenta y terminarás por perder el pelo. Lo mismo sucede con las proteínas. No pienses que el batido que tomas para ir al gimnasio es suficiente. Necesitas proteínas animales y vegetales que provengan de tu alimentación. Un nivel demasiado bajo provocará que tu pelo se caiga.
– Hipotiroidismo, embarazo, problemas con las defensas o ingesta de medicamentos para la depresión. Estas dolencias, y otras de mayor gravedad, provocan la caída del pelo como consecuencia de los efectos secundarios de la medicación necesaria para curarlas. ¡Olvídate del pelo y lucha por recuperarte!
– Genética. Si miras a tu padre o a tu madre ya sabrás qué te espera. La genética no se puede corregir por lo que si tu padre tiene la cabeza como la lengua de una vaca (Chiquito de la Calzada dixit) ya te puedes atiborrar de píldoras, echarte lociones y lo que quieras que terminarás igual salvo casos muy extraños en los que se confirmaría otro problema familiar de inciertas consecuencias.
Dependiendo del tipo de cabello que tengas, así deberás actuar para protegerlo. Ten en cuenta estos consejos:
– Si tu pelo es graso y se te queda pastoso si no lo lavas, apuesta por un champú anticaída y lávalo al menos una vez al día. El exceso de grasa en el cuero cabelludo podría acelerar la caída de tu pelo.
– Si tienes caspa no deberías usar exclusivamente un producto para evitarla (¿qué va a ser de la nieve de tu Belén sin ella?) sino ir alternándolo con uno anticaída. Recuerda que este último lo tienes que dejar actuar un par de minutos. Usa cepillos flexibles y siempre por la parte en la que separación de las púas es mayor.
– Pelo quebradizo. Aunque no lo creas, el sol afecta directamente a tu pelo por lo que es necesario usar una mascarilla protectora.
Otros consejos pasan por tomar suplementos de hierro, biotina o zinc. Este último mineral debe controlarse de forma milimétrica ya que un exceso de la cantidad diaria recomendada provoca problemas en diversos órganos del cuerpo.
El pelo no deja de ser una parte más tu organismo que necesita ser cuidada diariamente y no solo cuando empieza a caerse. Si la genética juega en tu contra no te desesperes, apuesta por los consejos anteriores y es posible que salgas victorioso/a. El resto de causas analizadas, sobre todo las psíquicas, son las más evitables por lo que respira, cálmate, cuida tu pelo y ¡a disfrutar de la vida!
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