Existen dos situaciones en las que posiblemente puedas encontrarte al hacer esta pregunta: llevas un tiempo con la dieta y sientes que no bajas más peso, o bien has terminado la dieta y rápidamente has vuelto a recuperar el peso.
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Muy sencillo, para empezar a entenderlo debemos saber que el cuerpo humano contiene aproximadamente por un 25% de grasa que se encuentra alojada en los adipocitos.
Los adipocitos son las células que componen el tejido adiposo o también llamado tejido graso, cuya función principal es almacenar lípidos para usarlos como reserva energética.
Hay estudios que indican que en nuestro cuerpo, el número de células adiposas crece hasta los 20 años, y a partir de ese momento se mantiene relativamente constante. Por eso es necesario llevar un estilo de vida saludable desde edades tempranas.
Cuando somos niños se forma ya el número de adipocitos que vamos a tener; cuanto más sobrepeso tenemos más cantidad de adipocitos generaremos. Pasada cierta edad, con el número de células adiposas establecido, cuanta más ingesta hagamos, más aumentará el tamaño de los adipocitos.
El imposible alterar el número de éstos con la dieta, pero sí su tamaño, lo que significa menos acumulación de grasa con los mismos adipocitos.
Existen ciertos momentos en los que no podemos reducir más ni podemos hacerlos desaparecer, y es ahí cuando nos estancamos y surge la pregunta inicial.
El número de células adiposas se mantiene constante a lo largo de la vida adulta, pues se fabrican nuevas unidades y se equilibra con las que se eliminan por la muerte natural de éstas.
Pero ojo, los adipocitos tienen un limite de crecimientos, si lo sobrepasamos pueden dividirse en dos, con lo que seguiremos aumentado el número de adipocitos además de su volumen.
Cuando hacemos una dieta, cierto es, que resulta más fácil perder peso para aquellas personas que tienen menos cantidad de estas células.
La dieta ayuda a reducir su tamaño, si dejamos la dieta existe el problema de que estas células necesitan llenarse de lípidos rápidamente. De ahí que subamos de peso después.
Pues de dos formas:
Mantener una buena y saludable ingesta alimenticia adecuada para el perfil de la persona
Practicar deporte, porque cuando existen necesidades energéticas, el organismo es muy sabio, y hace uso de las reservas lipídicas de los adipocitos.
Con la reducción de estomago no se reduce el número de células adiposas solo el tamaño de estas, con lo que se baja de peso hasta cierto límite.
Aunque parezca mentira, sí, gracias a las nuevas tecnologías existen dos métodos para destruir aproximadamente un 20% de los adipocitos por zona.
1º) Láser de diodo, con el calentamiento local a nivel subcutáneo, manteniendo una temperatura de entre 42º y 47º.
2º) El criolipólisis, su función es enfriamiento a -10º y -11º de las células grasas sin dañar la piel.
Dicho esto, debemos mantener una vida sana desde jovencitos, constituida por un dieta equilibrada y adaptada a nuestro perfil y práctica deportiva.
En el caso de quedar estancados, acudir a un médico especialista para hacer uso de uno de estos dos métodos, eso sí, sin abandonar nuestra rutina saludable, porque señores recuerden:
Todo lo que baja vuelve a subir.
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