«Aunque le perdoné, no he podido olvidarlo, hasta el punto de estar un poco obsesionada y no parar de lanzarle pullitas a mi novio», nos comenta Elia, consciente de que debe ser ella quien cambie ahora la situación y no su pareja: «Su comportamiento está siendo maravilloso».
Nuestra especialista ya la deja claro que él no merece esa lluvia de zascas ni pagar los platos ratos, sobre todo si es una cosa del pasado. Por ello, Susana menciona tres claves para quitarse esa «obsesión«: Una almohada, un cojín y una goma elástica.
Lo primero que debe hacer es encerrarse en un cuarto y liberarse de toda la ira y furia que lleva acumulado. ¿Cómo? Con esa almohada a modo «boxing camero» y con ese cojín, que adoptará el rostro de su chico, para que pueda decirle a la cara todo lo que se estaba guardando.