Su hijo de 18 años tiene por costumbre «echar 20 euritos» en apuestas y después irse de fiesta. Él es mayor de edad pero le preocupa que pueda ponerse a jugar «compulsivamente«.
Debemos dejar claro que el juego «siempre es una actividad de riesgo« que puede acabar generando una dependencia. Sin embargo, mientras se ponga un límite, no deberá preocuparse.
Por otro lado, Arancha tiene una hija de 16 años con cortes en el brazo. Ella dice que es un juego de moda con sus amigas para ver quién aguanta más con heridas de cutter. ¿Es eso normal?
Una conducta, señala Pedro García Aguado, que puede indicar dos cosas: un «juego absurdo» o un problema mucho mayor relacionado con el acoso. Será fundamental averiguar el verdadero motivo por el que se hace esos cortes.
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