«Pero si no ha salido de Castilla-La Mancha nunca», expresaba la mujer ante la insistencia del brasileño por contactar con su amado Agapito. Sabiendo solo que es de Toledo y que está «enamorado» de él, no era capaz de entrar en razón y entender que no es el chico al que conoció en Salvador de Bahía.
A todo esto, la mujer se negaba rotundamente a pasarle la llamada… Por si las moscas. Daba igual si tuviera 65 u 83, a Paolo le encantan los hombres manchegos y no iba a rendirse hasta conocer al hombre de la casa.