Pero, ¿cuál es el origen de todo? Al parecer, la separación «de hecho» comenzó hace dos años, cuando la distancia provocada por la profesión de él (torero) empezó a desgastar tanto la vida matrimonial como la familiar.
Desde entonces, ambos cónyuges decidieron aguantar por las niñas y por el miedo al revuelo mediático que, a pesar de retrasarlo, ha acabado llamando a sus puertas igualmente.
Hoy, Ponce ya ha rehecho su vida y está cansado del acoso informativo. De hecho, su joven pareja ha desactivado su cuenta de Instagram en las últimas horas.
«Ana y yo solo pedimos que nos dejen vivir nuestro amor», declaraba el diestro recientemente.
Como en toda separación, siempre hay dos versiones de lo ocurrido. Para Paloma Cuevas está siendo difícil gestionar esta situación, aunque en ningún momento ha cargado contra su futuro exmarido, a quien no ha acusado de serle infiel.
«No se puede dinamitar a un matrimonio y a una familia por un período nimio comparado con 27 años”, confesaba Cuevas en última instancia.
Sea como sea, parece que el debate no ha hecho nada más que empezar.