La recomendación más eficaz para purificar el aire de tu casa consiste en ventilar las distintas habitaciones de casa, al menos, 10 minutos dos veces al día para renovar el aire interior.
Hay quién decide sustituir una buena ventana abierta por purificadores de aire o ionizadores que supuestamente mejoran la calidad del aire.
Pero… de verdad crees que un purificador elimina las gotículas de virus que puede contener el aire en una estancia determinada? Sentimos decirte que no. Y que aunque pueden humedecer el ambiente y hacerlo más agradable, no sustituyen con eficacia una buena ventilación y la práctica extrema de la higiene personal y de superficies.
Es cierto que los purificadores de aire pueden depurar del aire partículas hasta del tamaño de un virus, pero ninguno es capaz de proteger completamente a las personas de estos patógenos, aunque alardean de eliminar gérmenes variopintos. Los purificadores son un complemento, no una vacuna. Es más, pueden crear una falsa sensación de seguridad y alentarnos a bajar la guardia.
Pero está demostrado que el ozono, cuando se utiliza en recintos cerrados, causa irritación en el tracto respiratorio, puede desencadenar ataques de asma o dañar el sentido del olfato.
Los ionizadores purifican el aire produciendo iones cargados negativamente (aniones) que atraen partículas contaminantes cargadas positivamente (cationes), causando así una agregación de contaminantes en el polvo y las superficies domésticas (techos, paredes, muebles, etc.). Precisamente, los ionizadores pueden ayudar a prevenir la propagación de hongos y bacterias potencialmente infecciosas en entornos estériles, como hospitales y clínicas dentales.
Pero tampoco los ionizadores son una alternativa para combatir el contagio por Covid-19. Es más, su utilización causa efectos negativos en las personas del entorno.