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¿No encuentras levadura? Prepárala tú mismo con masa madre

Noelia Bertol
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masa de pan
Primero fue el papel higiénico, luego fue la leche y ahora es la levadura y las harinas. Parece que los seres humanos tenemos un patrón de comportamiento ante ciertas situaciones y en esta cuarentena lo hemos llevado al límite.

Ante la falta de papel higiénico o leche no podemos más que buscar productos que la sustituyan, pero en el caso de la levadura, ¿sabías que la puedes realizar tú mismo en casa? Tan solo necesitas harina y agua. Ah, y mucha paciencia, porque no es cuestión de horas, sino de días (el proceso puede llevar hasta cinco días).

Hay que tener en cuenta que la levadura es un fermento y por ello requiere de tiempo. Pero si no la encuentras en tu supermercado, esta es una opción perfecta para tener siempre a mano, pues es un proceso sencillo, no requiere de mucha atención diaria y es de fácil conservación una vez hecha.

Masa madre, una levadura natural

 

La levadura que vamos a realizar es la de la masa madre. Esta se forma con las levaduras presentes naturalmente en los alimentos. Tan solo necesitamos harina y agua. La propia harina tiene componentes que son levadura, tan solo hay que activarlos. Eso sí, es conveniente que la harina que elijamos sea integral, pues estos componentes se encuentran mayormente en las cáscaras de los cereales, con las que las harinas refinadas acaban por completo.

Además de estos ingredientes, necesitamos un recipiente que no sea muy bajo, pues hay que tener en cuenta que con la fermentación la masa crece cada día que pasa. Una vez lo tengamos todo, ¡vamos al lío!

Elaboración

 

En el tarro o recipiente que hayamos elegido, echaremos en ella la misma cantidad de harina que de agua. Esto es, media taza de harina y media de agua a temperatura ambiente. Removemos bien hasta obtener una mezcla homogénea y, una vez tengamos en el tarro una especie de papilla, lo cerraremos o taparemos y dejaremos reposar durante 24 horas en un lugar cálido, unos 22ºC.

Cada día, pasadas 24 horas, repetiremos el proceso y añadiremos media taza de harina y media de agua. El primer día puede que no notes nada, pero no te alteres, no significa que lo estés haciendo mal.

¿Por qué repetimos el proceso cada día? Añadiendo diariamente estos ingredientes lo que hacemos es alimentar la masa madre. Esta se encargará de fermentar sola y, pasados dos días, comenzarás a observar que en la superficie empiezan a aparecer ciertas burbujas. Esto es señal de que todo está saliendo bien. La masa está fermentando.

Tampoco te asustes si el olor de la mezcla te parece raro. Al activarse, la masa madre empieza a expulsar ácidos, lo que hace que tengan un olor acre que no resulta desagradable, pero puede extrañarnos.

Pasados cuatro días, puede que en nuestra masa madre se haya formado un líquido marrón en la superficie que deberemos retirar con la cuchara. Repetiremos una vez más el proceso y al día siguiente tendremos nuestra masa madre lista para usarse como levadura.

Cómo conservar la masa madre

 

La masa madre es muy fácil de conservar. Es suficiente con mantenerla tapada en la nevera. Cuando vayamos a hacer uso de ella, solo tienes que sacarla con algo de antelación para que esta se adapte a la temperatura ambiente y añadirle un poco más de harina y agua para reactivarla.

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Este tipo de levadura puede durar mucho en la nevera, solo que se recomienda alimentarla de vez en cuando con más harina y agua para que no se eche a perder. Como ves, el esfuerzo es mínimo. Ya podrás realizar pan, bizcochos o lo que desees, y cuando lo desees. 
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