Rocío Ramos-Paul atiende la consulta de Raúl, quien escribió a atrevete@cadenadial.com para hablarnos del nulo sentido del peligro que tiene su peque de tres años.
«Parece el nuevo Frank de la Jungla«, comienza explicando nuestro atrevido al ver la actitud de su hijo casi con cualquier animal. Sin miedo a acercarse a ninguno de ellos, ya se ha llevado algún que otro mordisco… Pero le ha dado igual. «Me da miedo que tengamos un disgusto«, terminaba diciendo.
Rocío Ramos-Paul entiende que, a esas edades, muchos niños y muchas niñas no terminan de entender y medir las consecuencias de lo que hacen. De hecho, no le será fácil cambiar esa actitud cuando ya ha recibido «sustos» en forma de mordiscos, y ni siquiera sigue viendo así el peligro.
«Vas a tener que empezar a ensayar frente al espejo las caras de susto», bromea nuestra especialista, quien aconseja algo poco común en padres, pero necesario para estos casos: Serán los adultos quienes reflejen ese miedo y sensación del peligro con su gesto, sus advertencias y sus comentarios al más pequeño.
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