Carlos está muy preocupado porque su peque de solo dos años no puede ni verle. Él solo trata de ser cariñoso en todo momento, pero a cambio solo se lleva llantos desconsolados. ¿De qué manera puede evitar ese choque?
Este «conflicto permanente» del que nos habla el atrevido es bastante más común de lo que nos pensamos. Tal y como señala Rocío Ramos-Paul, es una reacción que tienen nuestros hijos «para demandar la atención».
Para este caso, lo más conveniente es que él se centre de momento en la parte «más divertida» del día a día. Es decir, abrirse a un lado para que en las tareas y normas solo esté la madre, para él después hacerla ver que no tiene por qué existir el conflicto constante.