Las reacciones de los más peques ante una situación frustrante o de castigo puede ser de lo más diversa. En este caso, un niño de 9 años opta por irse de casa, con los riesgos que eso conlleva.
La atrevida Marta pide consejo a Rocío Ramos-Paul porque no sabe si actuar con rotundidad o dejarlo pasar para que él mismo se de cuenta. ¿Qué opción es mejor?
Como señala nuestra especialista, hay tres situaciones a analizar. La primera de ellas es afrontarlo con humor o buscar alguna otra distracción. «Oye, ¿querías salir de paseo? ¡Habérmelo dicho!», sería una respuesta irónica y eficaz, según muestra nuestra compañera.
Siempre que no suponga un peligro, dejar que se vaya es una posibilidad que deberíamos valorar. Ellos, a fin de cuentas, acuden a eso para no gritar, golpear ni hacer algún otro acto violento. Por ello, será importante que gestionemos la relajación y los enfados cuando vuelva o cuando esté más tranquilo.
Y en caso de broncas o castigos, espérate a casa y utiliza ese recurso en su contra. Es decir, si ha decidido preocuparte por irse, hazle saber que es tiempo que ha gastado en jugar o en el paseo de cada día. Sabiendo las consecuencias, es probable que decida gestionar mejor su frustración.
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