Pedro García Aguado atiende esta curiosa consulta de Yoli en el que la actitud de un adolescente de 17 años cambia radicalmente si tiene que obedecer a su madre o a su padre.
Asegurando que a ella le hace caso en todo y es un «cielo«, la atrevida se sorprende al ver su actitud distinta con el padre: «Le planta cara, se le encara y su última discusión golpeó la puerta con violencia«. Se pregunta ahora si debe entrometerse en esa complicada relación y adjudicarse las broncas.
Para este caso, Pedro García Aguado aconseja echar la vista atrás y ver cómo le educaron de pequeño. En muchas ocasiones, arrastramos errores como la falta de afecto, la excesiva autoridad o la «desautorización» padre-madre.
Loading ...
Nuestro compañero marca entonces una serie de pautas importantes: «Ir de la mano» y olvidarse de ese rol poli bueno-poli malo totalmente desaconsejado en la educación de nuestros hijos; no tomárselo a lo personal y hacerle ver que los arrebatos de ira (como golpear la puerta) tendrán consecuencias.