La respuesta a estas dos cuestiones la tiene Silvi muy clara, y es que «no hay que ser tan rencoroso«. Su rocambolesca historia ha llegado hasta el punto de que su pareja puede acabar como padrino de la boda de su ex con su mejor amiga.
Otro caso favorable al sí es el de Silvia, desde Zaragoza. Se lleva bien con todos sus ex, hasta el punto de que cuidan a sus hijos cuando ella se lo pide.
La pobre Feli, que convivió durante mucho tiempo con su ex por el precio de alquiler y porque la relación «estaba muerta«. Y lo lograron con solo una condición: no podían subirse a otras personas a la casa.
Evidentemente, no todo iban a ser historias bonitas. Eli en Valladolid nos cuenta el rencor que llevaba acumulado y que le hizo liarse con el mejor amigo de su ex. Lo peor de todo es que a él no pareció importarle lo más mínimo, así que cortó relación con su nueva pareja solo un día después.
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