Isabel Urrutia, coordinadora del Área de Medio ambiente de la SEPAR, ha sido la encargada de presentar esta una ponencia en la que se revisan algunas investigaciones que parecen confirmar que la exposición a corto y medio plazo a contaminantes puede aumentar la incidencia de la infección por Covid-19 y en la mortalidad de las neumonías asociadas.
«La calidad del aire debe ser tenida en cuenta como medida de prevención para las epidemias y debemos apoyar todas las acciones que se realicen para mejorar la calidad de aire especialmente en las ciudades”, ha subrayado Urrutia basándose en datos recogidos en el estudio Impacto de la contaminación ambiental en la salud humana de la Universidad de Deusto.
En él se señala a la contaminación como el cuarto factor de riesgo de mortalidad en todo el mundo. 9 de cada 10 personas respiran habitualmente aire contaminado y se estima que 7 millones de muertes anuales se deben a la mala calidad del aire. En este sentido, reducir la contaminación es una medida imprescindible de salud pública.
Otro estudio, en este caso realizado en italia, Air Pollution and Novel Covid-19 Disease: a putative Disease Risk factor hace referencia a que la alta propagación del coronavirus en el Norte de Italia puede deberse a que la presencia de compuestos de partículas sólidas y liquidas debida a la contaminación permite dejar flotar el virus en el aire más tiempo y que se mueva a distancias mayores.
Una exposición prolongada a la polución conduce a un estímulo inflamatorio crónico incluso en personas jóvenes y sanas. Por lo que concluye que los altos niveles de contaminación de la zona norte de Italia son un factor de riesgo que explica la elevada letalidad de la pandemia.