Esta conclusión corresponde a un estudio realizado por la Universidad de Cardiff que llevó a cabo unas pruebas en el laboratorio donde imitaron los conductos nasofaríngeos del cuerpo humano y probaron la acción de enjuagues bucales con muestras del virus.
Los resultaros determinaron que, efectivamente, los niveles de coronavirus en la saliva podrían disminuir. Tal optimismo despertó el estudio, que algunos profesionales valoraron la posibilidad de incorporar los enjuagues bucales entre las medidas de salud básicas para luchar contra el virus, como es el uso de mascarillas o geles hidroalcohólicos.
Poco han tardado otros expertos de la salud en echar por tierra estas teorías, pues tienen sus luces y sus sombras. Si bien es cierto que un enjuague bucal con un 0,07% de cloruro de cetilpiridinio (CPC) puede ayudar a que se reduzca la carga viral presente en la boca, no puede asegurar que no nos vayamos a contagiar, pues bien sabemos que esta no es la única vía de transmisión.
Aunque limpiemos con enjuague nuestra boca, el virus «todavía está en la nariz, en el fluido de las cuerdas vocales y en las vías respiratorias de los pulmones«, tal y como expresa el doctor Donald Milton, palabras que han sido recogidas por El Confidencial.
Además, debemos tener en cuenta que, cuando el virus está dentro de nuestro organismo, se replica constantemente, lo que hace que sea imposible acabar con él a través de este tipo de métodos u otros muy sonados como beber alcohol.