Marian Frías va a tratar en su sección un asunto que tiene preocupadas a varias parejas. ¿De qué manera puedo evitar que el estrés y la ansiedad de la cuarentena afecte a mi apetito o a mi sexualidad?
Está claro que en situaciones tan extremas, donde nuestras necesidades básicas están alteradas, el estrés es un mal acompañante. Y puede que sus consecuencias en nuestro apetito sea para aumentarnos las ganas o, por el contrario, nos arrebate todo nuestro líbido.
Si una pareja está en sintonía (ambos con ganas o ambos sin ellas), no hay un problema aparente. En cambio, cuando no existe esa sintonía es cuando surge el problema.
Abandonemos el papel de víctima
Si te sientes identificado o identificada con el segundo grupo, no te preocupes. Comencemos a abandonar ese rol de víctima, creyendo que solo nos ocurre lo malo, y entremos en contacto con nuestra «verdadera sexualidad«.
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Retiremos ese falso mito de que la sexualidad solo se encuentra en la penetración y descubramos que también se encuentra en una mirada, en un gesto o en una palabra de cariño a la otra persona.