El amor es algo volátil. No nos podemos acostumbrar a una persona, a una relación, porque nunca sabemos si puede acabarse. Y mucho menos si no le prestamos atención y no avivamos esa chispa que un día recorrió nuestro cuerpo, porque esto puede significar que la otra persona busque esa chispa en otro fuego. Esto es lo que le ocurrió a Maika, que después de 37 años casada, lleva cinco conociendo a un amigo de la pareja que también está casado. Durante estos años han tenido varios encuentros, videollamadas de horas y confesiones. Ella tiene una atracción hacia él que no sabe cómo explicarla, y siente que es más cariñoso que su marido, al que también quiere con locura, pero que solo ve los fines de semana por trabajo.
*Texto Laura Trigo Ortega