Luis Larrodera ha vivido en sus propias carnes la exigencia de esta mujer que, literalmente, no para. Pueden ser las ocho de la mañana y no tener a nadie en la videollamada, que ella sigue con su ritmo.
Y claro, le ha pillado a nuestro presentador de por medio y le ha tocado vivir una clase para entrenar los glúteos a base de sentadillas y constantes gritos: «Vas a tener el culo más apretado que los tornillos de un submarino».