Una semana más, volvemos a indagar en los orígenes desconocidos de nuestros dichos y frases populares. ¿Alguna vez has utilizado «apaga y vámonos«? ¿Y «a pies juntillas»?
Sobre este último, su significado real no queda demasiado claro. Algunos lo atribuyen a la postura firme, propia de militares, con los pies paralelos y aspecto de seguridad. Sin embargo, hay quien relaciona su origen con un juego infantil en el que saltabas con los ojos tapados y siguiendo las indicaciones de un compañero.
Por su parte, retrocedemos unos cuantos siglos y nos vamos hasta Canadá para descubrir cómo dos sacerdotes optaban a ser capellanes. Ambos se apostaron quién daba la misa más breve, entrando uno de ellos en los anales de la historia por haber arrancado -y finalizado- diciendo «Apaga y vámonos».
Muy interesante este otro popular dicho, que nos acerca quién era la famosa Santa Bárbara. En el siglo III, esta mujer decidió convertirse al cristianismo, aunque a su padre no le hizo demasiada gracia. No solo la encerró en una torre, sino que llegó a cortarla la cabeza. Instantes después, la leyenda cuenta que a él le cayó un rayo en la cabeza.
Y despedimos con la frase «A rey muerto, rey puesto», historia que nos cuenta el periodista Luis Carandell. Felipe V, durante el asedio a Barcelona, decidió luchar en el propio campo de batalla. Cuando le intentaron frenar sus soldados, argumentando que rey «no hay más que uno», él contestó: «Otro habrá. A rey muerto, rey puesto».
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