¿Os acordáis de ese momento en el que el tren salía y muchas personas lo despedían en la estación? Un tiempo pasado en el que era habitual el silbato para avisar al maquinista. Y claro, los más rezagados solían cogerlo con ese sonido y el tren casi en marcha.
Otro origen está en los policías, quienes antiguamente también disponían de un pito para avisar a los delincuentes. Ellos, nada más escuchar ese sonido, huían para no acabar detenidos.
De velocidad va la sección porque también explicamos la habitual frase «ir cagando leches«. No es que se produjera de manera literal hace unos siglos, aunque sí se producía de manera metafórica.
En el reparto a domicilio de la leche, las prisas siempre eran malas acompañantes y era muy común que se cayera y se desparramara por el suelo. Encima, como siempre se repartía montado en un burro, os podéis imaginar la escena: El animal y un rastro de leche a su paso.
Muchos atrevidos se habrán preguntado cómo es posible que atribuyamos a Antequera el lugar por donde sale el sol. Un reconocimiento que tiene su origen en el período de Reconquista.