Mari Carmen, por ejemplo, le alertaría sobre lo rápido que pasa el tiempo y le aconsejaría pelear porque «nadie te pise». Algo similar se diría a sí misma Laura, intentando no enfadarse tanto con los límites de sus padres, porque ahora que es madre, «lo entiende todo».
Francisco le ayudaría a seguir estudiando, aunque lo más profundo nos lo cuenta Ana Belén, desde Córdoba. Por un lado, jamás se alejaría de sus amigos de la infancia; por otro, dejaría muy clara la rama que elegir nada más acabar el instituto: «Siempre letras».
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