Carla nos escribe a atrevete@cadenadial.com para conseguir cambiar la dinámica de su hijo de 18 años, «cuya única motivación es que llegue el finde y salir con amigos«.
El problema es que la pandemia está frenando esos planes y el adolescente ahora tiene que aprender a buscar otras «vías de escape», aunque la experiencia un día que estuvo enfermo fue de lo peor. «Se pone de morros», asegura en esta consulta a Pedro García Aguado.
Como bien dice nuestro compañero, quizá lleguen tarde en una preparación indispensable para todo hijo e hija: La enseñanza a gestionar a la frustración. «Debe entender que las cosas no llegan siempre cuando ellos quieren ni de la forma que quieren», recalca Pedro.
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Por tanto, cabe la posibilidad ahora de proponerle retos y objetivos durante estos días encerrado o marcado por las restricciones. Quizá sea buen momento para que recupere antiguas aficiones o para que se «ponga manos a la obra con las cosas que tenía pendiente».