En una etapa de ansiedad, nervios, estrés e irritabilidad tanto en adultos como en los más pequeños, resulta más necesario conocer algunas de las técnicas de relajación. Atentos a esta que nos acerca Rocío Ramos-Paul.
Si lo quieres aplicar con tus hijos, comienza pidiéndoles que apreten un limón muy fuerte; todo lo que puedan. Utilizamos ese momento para ponerlo de ejemplo y explicarle que «así se pone uno nervioso«.
Cuando llegue al punto de que le tiemblen incluso los brazos, pídele que suelte el limón de golpe y deje de hacer fuerza. La sensación que tendrás será la de un pequeño «hormigueo» que te recorre el brazo. Una buena señal que, tal y como dice nuestra compañera, significará que «ahora ya estás relajado«.
Finalmente, no descuides la respiración tanto a la hora de hacer fuerza como cuando sueltes. Aprovecha esa primera parte para coger todo el aire que puedas y expúlsalo al ritmo al que despejas también tu brazo. ¡Pruébalo!
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