No hay nada que dé más rabia que aquellos conductores que te pisan los talones y hasta te dan las largas para que te apartes. Serán las prisas o las ganas de incordiar, pero como dice nuestro compañero: «¿Para qué dan las luces? Si yo voy respetando la velocidad?».
Luego llegan los lamentos con las multas y retirada de puntos. Una engañosa valentía que demuestran solo cuando ya tienen el carnet de conducir.