El problema de este asunto viene por no «educar en la responsabilidad«. Como bien señala nuestro compañero, ellos tienen la «prepotencia» habitual de todo adolescente, creyendo que el coronavirus no les va a hacer ningún rasguño; y ni siquiera piensan que ellos pueden ser los culpables de que el virus llegue a sus seres queridos.
«Por favor, esperaos, que tampoco se te va a pasar la vida. Ya habrá tiempo de divertirse«, pide un Pedro García Aguado que, además, opina sobre lo que deberían hacer los padres con esa multa de casi 1.000 euros: «Que realice trabajos para la comunidad o que lo compense con su paga».