Chayanne, Luis Miguel, Ricky Martín, Marc Anthony… No vamos a desvelarte más… Solo te advertimos una cosa: mientras escuches esta playlist un sentimiento de nostalgia invadirá tu cuerpo, de la cabeza a los pies… y esa añoranza te llevará a los mejores recuerdos que guardas en tu memoria.
¡Buen viaje!
Dicen que el primer amor no se olvida. No solemos prestar atención a recuerdos tan lejanos como el primer amor de juventud, pero si nos paramos a pensar en esa persona, seguramente encontremos que sigue presente. No tanto en nuestra mente «consciente», sino en nuestra memoria sentimental. ¿Qué quiere decir esto? Que el amor mancha, siempre. Y el primer amor mancha como tinta de calamar.
El amor de juventud, ese que suele aparecer en la adolescencia, tiene mucho de romántico. ¡Es la primera experiencia! Cuando pega, pega fuerte como un Mike Tyson con alitas de querubín y deja una impronta en nuestras emociones como… bueno, como si ese Cupido/Tyson nos hubiera dado un derechazo con todo su amor. La huella es lo suficientemente profunda como para marcar el resto de nuestra vida sentimental.
Esa impronta es como un molde. Según diversos estudios, parece que nos atraen quienes tengan características similares a las de ese primer amor de juventud. Buscamos que las siguientes parejas nos hagan sentir como nos sentimos aquella primera vez.
El primer amor se acaba, sea por lo que sea. Pero ahí queda. Lo más curioso es que se ha descubierto que las parejas que se reencuentran después de diez, quince o treinta años establecen relaciones duraderas y exitosas con más facilidad que las otras. ¿El motivo? Obviamente, nadie va a encajar mejor en esa marca de tu corazón que la persona que la talló.
Al mismo tiempo, lo que hizo fracasar a la relación en su momento ya ha pasado: evolucionamos, maduramos, cambiamos y corregimos los errores. Si lo bueno permanece y las dificultades del principio han desaparecido, es normal que la relación recuperada funcione mejor.