«Déjame al niño» va a ser la frase más repetida en todos estos versos que iban realmente bien encaminados hasta que se ha mencionado la «lastísima» de esta pobre mujer que solo deseaba tener a Jesús en brazos.
Un desliz de nuestro compañero que no ha evitado, sin embargo, que siguiéramos pegados a la radio, esperando a que terminase la poesía. Su final sorprende, porque acabas dándote cuenta de que todo, ¿forma parte de un amenaza?