Si hay algo peor que el calor repentino que ha llegado en las últimas semanas, es sufrirla lejos de una buena playa como le ocurre a nuestra pobre Eva y Qué.
Aunque ya hay posibilidad de moverse entre provincias, nuestra compañera todavía no encuentra billete dada la demanda estos días. Eso sí, espera que a Renfe no le de por regalar mascarillas como sí hacían con los auriculares: «A ver si solo se van a sujetar por una oreja«.
Al margen de los desplazamientos, a Eva y Qué no parece convencerle el nuevo aforo de playas, delimitando la zona por pequeñas parcelas e incluso por colores. Como bien dice la humorista, al final acabamos «jugando al parchís».
Y claro, ahora que no puede tirarse por la arena y hacer la famosa croqueta, a nuestra querida Eva no le queda otra que llegar «rebozada de casa».
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