No es solo la distancia de seguridad, tal y como recalca nuestra compañera. Lo que se convirtió en la única vía de escape durante la cuarentena se ha hecho una rutina, y ahora todo el mundo compra una, dos y hasta tres veces por día: «Había gente acampando desde la noche de antes», bromeaba.
Por si no estuviera ya molesta por esperar, a Eva y Qué le tocaba pelearse con las bolsas que protegen la fruta. ¿Pero de qué material están hechas? Entre eso y que nos «bajan dos tallas» las manos con todo el sudor que nos provocan los guantes, nosotros acabamos desquiciados y la bolsa de plástico sin un solo rasguño.