El caso más surrealista nos lo cuenta Fernando, que de manera casi automática deja tanto el mando de la televisión como las llaves de su coche en la nevera. Y luego como loco buscándolas en toda la casa.
Un susto parecido es el que tiene Carlos cada vez que no ve a uno de sus hijos. Lo divertido es que siempre que no le encuentra es porque le lleva a hombros.
Por otro lado, hay objetos algo más habituales que solemos perder, como el teléfono móvil en el caso de María Dolores; o los cargadores para Nuria y su pareja. ¡Acumulan ya entre 20 y 30 perdidos!
Y despedimos la lista de objetos perdidos con un relato que seguro os suena. Ese momento en el que vamos al coche… Y se nos ha olvidado dónde estaba.
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