Entre el tiempo libre que tenemos y la necesidad de desinfectar, más de uno se ha encontrado seguro algo que creía haberlo perdido hace mucho tiempo.
Patricia Imaz nos cuenta cómo este granjero recibió una postal de su hermana durante su viaje al Gran Cañón del Colorado, más de tres décadas después de haberla enviado.
El problema vino por parte de la oficina de correos, que perdió esa carta antes de acercársela a su destinatario. Por suerte, en estos días de confinamiento, en el que muchas empresas se han visto obligadas a desinfectar sus zonas de trabajo, lograron dar con esta postal extraviada.
La reacción inmediata fue dársela al hombre, con el hecho curioso de que contaba con dos matasellos; uno de este 2020 y otro de 1987. «A mi me ha hecho la misma ilusión», reconocía al menos el protagonista de esta historia.
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