Después de disfrutar de un buffet libre y descubrir que vive atada a un bocadillo de panceta, nuestra compañera quiere ponerse las pilas en septiembre e iniciar esta eficaz dieta. De hecho, parece haber vivido un «déjà vu» a cuando sale de fiesta: «Pasan las horas y no me como ni una rosca».
En el ayuno intermitente, tú eliges el número de horas y cuándo la empiezas, adaptando la decisión a tu rutina. El problema de Eva es que, lo que empezaron siendo 18 horas, acabaron convirtiéndose en minutos sin comer: «Fueron los cinco minutos más largos de mi vida».