«Sé tu el cambio que quieres ver en el mundo», es una popular frase con una preciosa historia detrás. Una madre preocupada acudía a Gandhi a que le ayudara con los problemas de su hijo, que no paraba de comer dulces.
Este le pidió esperar dos semanas. Cuando transcurrió ese tiempo, la madre volvió y Gandhi consiguió que el pequeño dejara de comer tanto azúcar con una sencillez sorprendente.
Ante la incredulidad de esa madre, el protagonista de esta historia le reveló que las dos semanas le sirvieron a él para dejar de comer también tanto dulce. «Si no, ¿quién soy yo para decirle que deje de hacerlo?».
Aprendida la lección, vamos a hacer caso a Marian Frías y vamos a pensar qué puedo hacer yo. Porque no hay nada más valioso -y exigido- como mantener el corazón sereno y con paz pese a las adversidades.