El compromiso puede ser lo más bonito del mundo, o no. Puede aportarnos estabilidad, o todo lo contrario. Y la clave para que sea positivo, es que las dos partes estén muy seguras del paso que van a dar.
Ismael tiene un pequeño dilema con este asunto. Lleva con su novia desde diciembre del año pasado y se van a casar en dos meses. Ambos son testigos de Jehová, por lo que todavía no han convivido, ni han pasado juntos más de dos días. Este cambio que supone el casarse, le quita el sueño a Ismael, que no sabe cómo decirle que le da miedo lo que puede pasar. Él es una persona que disfruta estando solo, y le da miedo no poder cumplir con los votos que va a firmar. No puede parar de pensarlo y no sabe cómo decírselo a su novia sin que le afecte.