Isidro Montalvo tiene todo listo para montar el armario de un misterioso atrevido pero se ha encontrado con un imprevisto: los planos del mueble no parecen ser los correctos.
En busca de Pascual y de Mari Ángeles, el humorista va a dar con dos oyentes con muy poca paciencia. Tras una serie de gritos y confusiones, optan por la vía rápida: Mandarle a hacer «puñetas«.
El pobre Isidro solo quiere limar los cantos del mueble y recibir el visto bueno de su propietario, pero no va a ser fácil localizarle. De nuevo, otro atrevido harto de los reproches y protestas de nuestro compañero, acaba colgando: «Mire, no le voy a decir nada bueno ni malo».
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