Alguien, en algún momento de su vida, se preguntó qué era un pedo. En realidad, fue el reputado Francisco de Quevedo entre los siglos XVI y XVII, dejando a todos sin palabras con el resultado de su imaginación.
«Un alma en pena», «a veces sale por un descuido« y un sinfín de referencias y descripciones que nos ha hecho partirnos de risa conforme Isidro Montalvo lo recitaba. Si es que la oda se atreve incluso a definir las clases de flatulencias que existen.
Fácil de memorizar, este poema puede hacer las delicias de todos aquellos que encuentren «irresistible» el particular e hilarante sonido de la ya mencionada ventosidad. ¿A que poco a poco se te va quedando en la cabeza?
«Alguien me preguntó… ¿Qué es un pedo?
y yo le contesté muy serio: El pedo es un pedo,
con cuerpo de aire y corazón de viento
El pedo es como un alma en pena
que a veces sopla, que a veces truena,
es como el agua que se desliza