Isidro Montalvo ha conseguido dejar sin palabras a esta pobre atrevida que estaba tratando de dejar alquilada su casa. ¡Escucha!
Las cosas como son. Por la manera en la que ha ofertado su adosado me han entrado ganas de alquilarlo hasta a mi. Dos plantas, comedor grande, cocina de último diseño y totalmente equipada… ¡Lo tiene todo!
Lo que seguro no se esperaba es que el interesado lleva una vida muy ocupada, hasta el punto de negociar el alquiler en los pequeños descansos que le permite su ‘sex shop‘.
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Un parón relativo porque cada dos por tres tiene que estar anunciando por megafonía las novedades que ocurren en sus cabinas. Y la pobre oyente esperando hasta que finalmente decide colgar.