Con la más absoluta amabilidad, nuestro compañero comienza recabando toda la información posible sobre el traslado de este atrevido y el ingreso de sus peques en un nuevo colegio.
El conflicto llega cuando le avisa que, en este tipo de solicitudes, el proceso es mucho más lento de lo que piensa: «Este tipo de ingresos no lo solemos hacer tan rápido», lamentaba un Isidro que acabaría siendo interrumpido por unos niños muy traviesos.
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La sorpresa llega al final, con la colaboración de nuestra compañera de la radio Marimar, incapaz de poner orden entre el ruido de los gritos y los cristales rotos. «Señor Montalvo, yo con estos chavales no puedo», decía la pobre antes de que el atrevido descubriese que todo formaba parte de una broma.