Llegan las 21:30 de la noche y la misma cantinela de cada día, tu hijo no se despega de la pantalla (bien sea la de la televisión o la de una tableta) y no hay quien lo mande a la cama. Al final, entre unas cosas y otras, cuando se quiere dormir son las 22:00 o incluso las 22:30.
Según un estudio reciente llevado a cabo por el Doctor Claude Marcus, profesor de pediatría en Suecia, irse a la cama más tarde de las 21:00 de la noche está relacionado con el desarrollo de sobrepeso u obesidad en niños menores de seis años.
Los investigadores midieron el peso, la altura y la circunferencia de la cintura de 107 niños de uno a seis años, y controlaron durante siete días consecutivos el sueño de estos a través de una pulsera.
Los resultaros determinaron que aquellos niños que se iban a la cama más tarde de las nueve de la noche tenían un índice de masa corporal mayor y la cintura más ancha. Unos resultados que Marcus, autor del estudio, no se ha atrevido a asociar directamente. «Lo que podemos ver es una asociación«, ha expresado este en Pediatrics, la revista en la que ha sido publicado el estudio.
La apuesta de este pasa porque este sobrepeso sea más «un indicador de una vida más irregular» que el resultado directo de dormir más tarde que el resto.
La importancia de la rutina
La rutina es importante, y no solo en lo que al sueño respecta. Muchas veces los horarios de sueño están condicionados por los de la cena y estos, al mismo tiempo, con los horarios laborales de los padres. Esto, en España, donde los horarios de trabajo distan mucho de los que tienen en países nórdicos, puede suponer que los pequeños terminen yéndose a la cama más tarde.
La American Academy of Sleep Medicine (La Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño), recomienda que los niños de entre 3 a 5 años tengan de unas 10 a 13 horas de sueño, con siestas incluidas.
No obstante, no se trata de cambiar la rutina de tu hijo bruscamente. Puede que este esté acostumbrado a irse a la cama más tarde y le cueste dormir si de repente le mandas a esta una hora antes de lo normal.
La cama debe asociarse al lugar de descanso y no conviene que se pase dando vueltas en esta por ser incapaz de pillar el sueño. Si quieres cambiar la rutina de sueño de tu hijo, ve reduciendo la hora de mandarle a la cama poco a poco. Comienza por 20 min durante una semana, pasa luego a 40 minutos, y así hasta que llegues a la hora que consideres adecuada.
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