Los españoles por lo general tenemos una personalidad arrolladora, de eso no cabe duda. Nuestro carácter abierto, la forma de expresarnos o el tono en el que hablamos nos resultan habituales cuando lo vemos en otras personas que acostumbran a vivir entre nuestras fronteras, pero lo cierto es que puede chocar a personas que no han tenido antes una toma de contacto con nuestro país.
Así mismo, hay gestos que tenemos instalados en nuestro imaginario colectivo que tienen un significado completamente opuesto en otros países o que simplemente están mal vistos. También costumbres o comportamientos que repetimos constantemente y que se retroalimentan entre nuestro entorno resultan de lo más ajenas en algunos extranjeros.
Si vas a viajar a algún lugar extranjero, quizá debas conocer los gestos con los que pueden torcer el gesto o, simplemente, generar confusión. ¿Quieres saber cuáles son? Te los contamos.
Bien es sabido que hay ciertas culturas, como la árabe o la asiática, en la que es muy común quitarse los zapatos antes de entrar en casa, ya que haber andado por la calle y acumulado suciedad en los mismos es un signo de impureza.
De la misma manera, mostrar la suela de los zapatos o los pies a otra persona puede resultar grotesco en estos países. No es algo que se haga habitualmente, pero por ejemplo sentarse y cruzar una pierna por encima de la rodilla contraria, un gesto muy normal, deja la suela del zapato al descubierto y puede ser insultante, por lo que debes tener cuidado.
¿Sabías que en países como Dubái besarse en público es razón suficiente para que te lleves una multa? Las muestras de cariño en sitios públicos en países del suroeste asiático están muy mal vistas, y no solo eso, sino que además te puedes llevar una sanción económica por ello. Tanto es así, que en muchos lugares turísticos avisan de ello.
Dependiendo de la zona, estos gestos pueden ser tan simples como ir agarrado de la mano de tu pareja hasta otros besos en la mejilla o los labios, algo que puede resultarnos chocantes a los países occidentales, donde es muy habitual ver gestos de cariño en público.
En la cultura budista el cuerpo humano hay ciertas partes del cuerpo como la cabeza que son sagradas. Por ello, tocar el pelo de otra persona puede considerarse grosero. Cuidado si viajas al Sudeste Asiático, no te tomes la confianza de acariciar la cabeza de otra persona, pueden considerarte vulgar.
Hay gestos que hacemos habitualmente con las manos que en otros países tienen un significado totalmente opuesto, por lo que debes tener cuidado. Dar tu aprobación levantando el dedo pulgar es un gesto ofensivo en países como Irán o Irak, el equivalente a una peineta en nuestro país.
De la misma manera, gestos como el OK formando un círculo con los dedos índice y pulgar es irrespetuoso y ofensivo en zonas como Bangladesh o Brasil, así como otras zonas de América Latina.
Podemos ir más allá aún sin alejarnos tanto, y es que en el Reino Unido el símbolo de la paz con la palma hacia dentro es, de nuevo, como la peineta en España.
Hay lugares del mundo en los que dejar propina, más que un gesto de agradecimiento, es algo obligatorio. En algunas zonas incluso te la incluyen en la factura sin que puedas tomar acción sobre ello.
No obstante, en países como Japón no es nada habitual dejar propina y, de hecho, está fuera de lugar. En el país asiático consideran que cuando el cliente paga por el servicio es porque este está bien hecho, y acostumbran a agradecer con palabras, no con dinero extra.
En nuestro país tenemos la costumbre de comernos todo lo que nos ponen en el plato cuando visitamos una casa ajena, señal de que la comida estaba fabulosa.
Sin embargo, en países asiáticos como China, terminarse todo lo que hay en el plato puede resultar ofensivo para el anfitrión, que se lo toma como una acusación de no haber medido bien las cantidades.
Esto ocurre más en el ámbito privado, pero también puede pasar en los restaurantes. A pesar de que pagan la comida, muchos ciudadanos dejan siempre un poco en el plato para no «ofender» a los dueños del local.
Continuando en el terreno de China, nada tiene que ver cómo abrimos los regalos en España a cómo lo hacen allí. Mientras nosotros desenvolvemos el mismo rodeado de miradas y, en ocasiones, teniendo que fingir emoción, en el país asiático no está bien visto abrir el regalo delante de los presentes.
El cumpleañero recoge los detalles, pero es en casa donde los abre y descubre su contenido, nada similar a como acostumbramos en los países occidentales.
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