Las mentiras tienen las patas muy cortas, y muchas veces una verdad a tiempo es fundamental para salvar una relación. El valor de la sinceridad puede ser más potente que el de una infidelidad. En el caso de Guillermina, no ha sido así. En principio, su marido mantenía una gran amistad con una de sus compañeras de trabajo. Sin embargo, él siempre le ocultaba las conversaciones con su supuesta amiga y le daba excusas absurdas. Guillermina descubrió mensajes del móvil de su marido en los que su compañera le aconsejaba acabar con su matrimonio. Le confesó lo que vio y él siguió poniendo excusas. Un día se la encontró en el supermercado. Ella le chilló, le insultó e incluso le agredió.
Finalmente, su marido confesó que tenía una relación con su compañera desde hace tres meses. Solo han pasado 15 días desde entonces, y Guillermina siente que su vida se ha derrumbado. Tienen dos hijos pequeños en común. Su marido quiere salvar el matrimonio, pero ella no está dispuesta a perdonar algo así. Lo que más le duele es que no se lo dijera desde el principio, cuando ella empezó a sospechar.