A todos nos han hecho una «pillada» mientras trataban de fotografiarnos. En el caso del atrevido Gregorio, se unieron todos los factores para sacar la peor instantánea posible.
Con la ropa sudada tras haber celebrado la romería, con la mirada algo perdida -podéis intuir el motivo– y con la mano justo «sujetando la cartera», se encontraba este pobre hombre en una imagen donde se va hasta el dedo de quien tomaba la foto.
La que no se ha compartido por ningún lado, ya que ella misma se ha encargado de evitarlo, es la imagen de Alejandra a punto de estornudar. «No sé ni por qué sigue siendo mi amigo», comentaba entre risas la atrevida, que ya sabe que la imagen no verá luz «en mucho tiempo».
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Y para rematar este álbum de fotos para olvidar, tenemos la de Luis el día de su comunión. Visiblemente cansado, sujetó el cirio y se lo colocó a la altura de la cintura, dando una sensación que jamás hubiese deseado. Imaginamos que esa foto solo valió de pecho para arriba.