Tal y como nos explica Saray Esteso, todos ellos eran enterrados antiguamente con sus objetos más importantes, simbolizando ese paso de la vida terrenal al «Valhalla» («Salón de los caídos«) acompañado de esos bienes que quieren conservar.
«Nuestros miembros se divirtieron imaginando qué tipo de objetos cotidianos se llevarían al más allá», explicaban en su perfil de Facebook con compañeros que eligieron portátiles, cámaras de fotos, sandalias, botellas de cerveza y hasta su mascota.
Esta misma cuestión se la hemos trasladado a los atrevidos y atrevidas, recibiendo un sinfín de objetos valiosos: Un mp3, transistores para escuchar el programa, cervezas, hipotecas sin pagar y hasta un libro erótico para que Lola tenga «buenos pensamientos».