Primero fueron los paseos a las mascotas, después los paseos con menores de 14 años y ahora las salidas para hacer deporte. Y siempre le falta algo a nuestra compañera: no tiene perros, no tiene hijos ni tampoco tiene ganas de correr.
Ojalá fueran solo las ganas, ha debido pensar. Porque con los ya aficionados al «running» y los que se sumen, habrá un enorme porcentaje de personas vestidas con colores fosforitos: «Como salga, me va a dar un ataque epiléptico», comenta Eva y Qué.