La segunda ola está empezando a elevar las tensiones y el pesimismo en la ciudadanía. Un caldo de cultivo perfecto para el sector negacionista de la pandemia, que aprovecha para desinformar y despotricar contra las restricciones sanitarias o las mascarillas.
No obstante, la ciencia y los hechos siempre dan la razón y en un nuevo estudio internacional acaban de detectar una relación entre casos leves o asintomáticos y el uso de mascarilla.
«Esto hace que se produzcan pequeños inóculos que puedan facilitar en la teoría, que se puedan producir mayores infecciones asintomáticas y que puedan conseguir un mayor estado de inmunidad como si fuera una vacuna«, declaraba recientemente José Félix Hoyo, presidente de Médicos del Mundo.
Pero, ¿cómo es posible?
Para demostrar teorías, lo mejor es apoyarse en casos o ejemplos concretos. Empecemos por España. Antes de marzo, convivimos durante meses con el virus sin llevar mascarilla.
¿Resultado? Explosión de contagios y muertes. Desde que las usamos, el número de casos disminuyó y cada vez, hay mayor población de asintomáticos.
También está el caso del famoso brote en un crucero argentino, en el que la doctora Marian García analizó varios datos concluyentes relativos a la protección de las mascarillas: «Por ejemplo, está el caso de un brote en un crucero donde la gente que llevaba mascarilla fue en un 80% asintomática y los que no la llevaban los asintomáticos solo fueron el 20%».
La evidencia está ahí. Ahora, con la llegada del mal tiempo y las lluvias deberemos proteger más que nunca nuestras mascarillas, ya que al mojarse pierden eficacia e impiden una correcta respiración.
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