A muchos les ha entrado el pánico, de repente, y se han entregado a lavar con fruición frutas, verduras y cualquier otro alimento que entra en casa tras hacer la compra.
Pero los expertos hacen una advertencia. Esto que con tanto esmero hacemos ahora, debe hacerse siempre.
Una mala higiene en la cocina puede provocar malestares gástricos, dolores abdominales, alergias y reacciones en la piel, listeriosis… etc.
Y es que en la piel de frutas y verduras se adhieren todas las partículas que hay en el medio ambiente —suelo, polvo, agua de riego…— además de microorganismos patógenos y elementos químicos y pesticidas.
¿Qué hay del mito de que algunas pierden sus propiedades al ser lavadas?
Pues que es eso, un mito y que hay que seguir una serie de indicaciones porque no todas necesitan el mismo tiempo de lavado ni la misma forma de acometerlo.
La regla general es lavarlas con agua y jabón y más tarde, introducirlas en un recipiente con agua y desinfectante (lejía, bicarbonato o vinagre).
Por último, enjuagar bien y secarlas, a poder ser con rollo de cocina.
Estos son los tiempos y modos de lavado de algunas frutas y verduras
Es importante que sepas:
– Aunque no vayas a comerte la piel de una fruta, lávala. Y siempre antes de cortar la pieza. Si no lo haces, podrías pasar las bacterias de la corteza a la fruta al pelarla. Lava también antes tus manos y el cuchillo (y la superficie) que uses.
– Habría que frotarlas con un cepillo (los hay especiales).
– Coloca las piezas pequeñas (frambuesas, berros) en un escurridor bajo el grifo y remuévelas.
– Ajusta el tiempo de remojo a cada alimento: No deben ser nunca más de 10 minutos para que las propiedades nutricionales de la fruta o la verdura no se resientan.
Los tomates se estropean si los mantienes en remojo más allá de 5 minutos.
Manzanas, pepinos, peras y otros vegetales y frutas de consistencia firme: lávelos directamente bajo el agua, frótelos con un cepillo suave si fuera necesario y séquelos.
Frutas más o menos blandas (uvas, cerezas, ciruelas, moras…). No lavar con agua hasta el momento de su consumo, antes de guardarlas revisar y desechar aquellos granos o ejemplares mohosos o en mal estado (podrían afectar al resto).
Verduras de hoja: Lave separadamente y de forma individual las hojas de lechuga y otras verduras bajo el chorro de agua corriente. Séquelas con papel de cocina o use un centrifugador de verduras para eliminar el exceso de humedad.
Vegetales con ‘recovecos’ y frágiles (coliflor, brócoli…). Sumérjalos en agua durante uno o dos minutos, enjuáguelos bajo el chorro de agua corriente y séquelos.
Las cebollas quedan reblandecidas si se sumergen más de 2 minutos.
Con las setas, hay que evitar incluso que pasen por el agua: se les quita la tierra arrastrándola bien con un pincel o un paño mojado en un poco de vinagre y se secan de inmediato.