A muchos les ha entrado el pánico, de repente, y se han entregado a lavar con fruición frutas, verduras y cualquier otro alimento que entra en casa tras hacer la compra.
Pero los expertos hacen una advertencia. Esto que con tanto esmero hacemos ahora, debe hacerse siempre.
Una mala higiene en la cocina puede provocar malestares gástricos, dolores abdominales, alergias y reacciones en la piel, listeriosis… etc.
Y es que en la piel de frutas y verduras se adhieren todas las partículas que hay en el medio ambiente —suelo, polvo, agua de riego…— además de microorganismos patógenos y elementos químicos y pesticidas.
Pues que es eso, un mito y que hay que seguir una serie de indicaciones porque no todas necesitan el mismo tiempo de lavado ni la misma forma de acometerlo.
La regla general es lavarlas con agua y jabón y más tarde, introducirlas en un recipiente con agua y desinfectante (lejía, bicarbonato o vinagre).
Por último, enjuagar bien y secarlas, a poder ser con rollo de cocina.
Es importante que sepas:
– Aunque no vayas a comerte la piel de una fruta, lávala. Y siempre antes de cortar la pieza. Si no lo haces, podrías pasar las bacterias de la corteza a la fruta al pelarla. Lava también antes tus manos y el cuchillo (y la superficie) que uses.
– Habría que frotarlas con un cepillo (los hay especiales).
– Coloca las piezas pequeñas (frambuesas, berros) en un escurridor bajo el grifo y remuévelas.
– Ajusta el tiempo de remojo a cada alimento: No deben ser nunca más de 10 minutos para que las propiedades nutricionales de la fruta o la verdura no se resientan.
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