Muy atento, porque solo con el uso de vitrocerámica y sal puedes conseguirlo. Enciende la primera hasta el número siete, coloca la sartén y deposita un poco de sal.
Deja que se caliente hasta que la sal queda bien tostada y retírala de la vitrocerámica. Después, quita la sal con papel de cocina y compruébalo. ¡Verás que no se pega!
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