La pandemia ya no es una sorpresa y la situación impulsada por COVID nos ha traído nuevas costumbres con las aún debemos saber convivir, entre ellas, el teletrabajo.
¿Cuáles son las consecuencias psicológicas del teletrabajo?
En este artículo te voy a contar algunas de las consecuencias psicológicas y emocionales generadas por este, y cómo podemos defendernos de ellas. Soy Alejandro Vera, psicólogo y nutricionista en Madrid.
Seguramente cuando comenzó toda esta situación y muchas personas fueron informadas que iban a comenzar a teletrabajar, esta idea podría resultar seductora. La idea de trabajar en pijama, con cierto nivel de independencia, no tener que madrugar tanto o llevar a cabo transportes eternos…no suena mal, ¿verdad?
Sin embargo, con el paso de los meses, he ido identificando como muchos de mis pacientes que continúan teletrabajando, han ido experimentado una respuesta similar a un trastorno psicológico llamado distimia.
Sin ser demasiado técnico, la distimia es una forma de depresión menor, pero que dura más en el tiempo. Que se denomine menor, no quiere decir que no sea importante, si no que los síntomas se expresan de una forma menos intensa pero más dilatada.
Es decir, no suele haber llanto, una gran desesperación o la persona abandona sus rutinas y costumbres. La distimia se caracteriza por un estado de ánimo bajo, pero más que pensar en tristeza y pena cómo tal, debemos pensar en apatía.
Dicho de modo llano, es lo que entendemos por “estar amargados”. Uno de los síntomas mas característicos de la distimia es la queja, inconformidad o insatisfacción.
En primer lugar, me gustaría aclarar que cualquiera de los factores que cite a continuación, son fruto de mi observación personal e individual, en mi trabajo día a día como terapeuta. Ni muchos menos, estamos hablando de un estudio científico ni de un síndrome nuevo que catalogar y con el que hacer marketing.
Lo que yo he podido ver, es que esta reacción no ha surgido desde los inicios, es decir, que las personas distímicas a causa del teletrabajo, lo han ido siendo con el paso de los meses.
Considero que esto se debe a un efecto “bola de nieve”. Los seres humanos necesitamos estímulos nuevos. Esto nos hace conectar con las cosas y en resumen, sentirnos vivos.
Si bien es cierto que la rutina nos ayuda a tener estabilidad, un exceso de repetición genera habituación y por tanto, pérdida de interés y motivación. Esto es lo que ocurre cuando día tras día nos levantamos en el mismo sitio para no movernos de él y hacer tareas similares. De hecho, he notado que el efecto de teletrabajo ha sido más punzante en aquellas personas que llevan a cabo empleos muy automatizados, es decir, donde las tareas están más estandarizadas o siguen protocolos fijos.
Sí, pero hay una principal diferencia, la interacción social. El refuerzo social y los intercambios positivos con otras personas, sirven cómo estímulo contra ese estancamiento emocional. El simple hecho de ducharnos y elegir que ropa nos vamos a poner hoy, ya es un hecho diferencial.
Si bien es cierto, que bajo mi punto de vista, el teletrabajo también ha servido para que muchas personas se den cuenta que no disfrutan con lo que hacen y que quizás, necesiten un cambio.
No obstante, no todo tiene que ver con el trabajo en sí mismo, si no con lo que nos ocurre pasando más tiempo a solas con nosotros mismos.
En estas circunstancias, pensamos más y en la mayoría de ocasiones, no pensamos bien. Le damos más vueltas a la cosas, nos preocupamos por el futuro, repasamos los errores del pasado…
En resumen, estamos menos distraídos y más enfocados sobre lo que no está funcionando. Además, en muchos otros casos, se juntan otro tipo de problemas, como, por ejemplo es el de la alimentación.
Es cierto que es una de mis especialidades, pero es increíble la cantidad de casos de personas que he recibido que tienen problemas de alimentación tras el primer confinamiento. Estar en casa, pensar y tratar de no comer, puede ser una combinación explosiva.
A continuación quiero compartir contigo algunas pautas o consejos que considero pueden venirte bien si te has sentido identificado/a con lo que has leído hasta ahora:
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